Mi primera entrevista de trabajo llegó de la nada, una sorpresa inesperada en medio de mis proyectos personales como Frontend Developer. No estaba buscando trabajo en absoluto. Estaba inmerso en mis proyectos personales de Frontend Developer, siguiendo los consejos que siempre escuché: construir un portafolio sólido, mantener un blog y sumergirme en miniproyectos para aprender y mejorar. Mi enfoque estaba claro: crear una curva de aprendizaje pronunciada.
Si! se lo que estás pensando, yo también fui a una entrevista de trabajo de la que nunca recibí respuesta. Ni un “gracias por venir”, ni un “no eres tú, somos nosotros”. Nada. y era lo que pensaba que me ocurriría por no tener experiencia.
Sin embargo, en esta entrevista de trabajo algo ocurrio, todo cambió ya que no solo me abrió los ojos, sino que redefinió mi enfoque y me llevó a un viaje de autodescubrimiento y crecimiento.
Esta historia se desencadenó a raíz de una entrevista que, aunque no culminó con la oferta de trabajo que esperaba, dejó una huella indeleble en mi camino. El encuentro fue con una entrevistadora que, desde el principio, demostró una visión única. Ella vio algo en mí que ni siquiera yo había percibido en mí mismo, un potencial y un talento que estaban ocultos bajo las capas de inseguridad y dudas.
Lo que comenzó como una entrevista de trabajo estándar pronto se convirtió en un diálogo apasionante. Ella, con una habilidad impresionante, comenzó a desenterrar aspectos de mi experiencia y habilidades que yo mismo había subestimado. No se centró únicamente en los logros destacados en mi currículum, sino que profundizó en las experiencias que consideraba insignificantes. En lugar de someterme a una serie de preguntas genéricas, ella me instó a compartir historias personales y desafíos superados que, hasta entonces, no había considerado relevantes y no las consideraba relevantes porque supuse que por ser experiencias en otra rama profesional no había cabida aquí como Frontend developers.
Fue ella quien me alentó a mirar más allá de las respuestas ensayadas y a abrazar la autenticidad en mis respuestas. Me desafió a entender las razones detrás de las preguntas estándar y a responder desde el corazón. Las palabras de Benjamin Franklin, «fallar en la preparación es prepararse para fallar», cobraron un nuevo significado bajo su guía. La preparación no se trataba solo de memorizar respuestas, sino de comprender el propósito detrás de cada pregunta y comunicar mis experiencias de manera genuina, hasta ahora mi entrevista de trabajo me sorprendia.
La conversación siguió fluyendo y llegamos a tres puntos cruciales que cambiaron mi enfoque:
Preparación para esa entrevista de trabajo
Ella compartió un secreto conmigo: los entrevistadores no estaban tratando de cazar a los candidatos, sino que estaban deseando que fueras sobresaliente. También me instó a investigar sobre la empresa y su cultura, y a observar detalles como la forma de vestir y la actitud de sus empleados. Su mirada se volvió aún más penetrante, y mi curiosidad crecía con cada palabra.
Momentos previos
La entrevistadora me habló de un detalle intrigante: la primera prueba de selección de una de las mejores empresas se daba en la cafetería, cuando nadie estaba mirando. Me dijo que debía asumir que la entrevista de trabajo comenzaba antes de llegar a la oficina, y que debía preparar una entrada triunfal. Mientras lo explicaba, su sonrisa misteriosa se intensificaba, y mi mente bullía de preguntas.
Acción
La entrevistadora me recordó que en una entrevista, lo que más juzgaban era si parecías «normal» y si tu personalidad encajaba con el equipo. Me aconsejó demostrar mis habilidades en lugar de solo hablar de ellas y usar gestos de confianza e inclusión. Cada gesto que ella hacía mientras hablaba parecía llevar consigo una pista adicional.
Finalmente, no pude contener mi curiosidad y me atreví a preguntarle por qué me estaba compartiendo toda esta información tan valiosa. Su respuesta, envuelta en una sonrisa enigmática, resonó en mi mente como una melodía que no podía dejar de tararear.
«Diego, tu portafolio es como un tesoro que has construido con tus propias manos. Sin usar plantillas, has creado un rincón en internet con tu web donde solo usas html, css y javascript, pero hablas de él con el entusiasmo de un niño que muestra su juguete más preciado. Además, tienes un blog donde compartes tus perspectivas y experiencias, quizás no sean best sellers, pero conectan con las personas.
Tus más de 20 mini proyectos, todos finalizados, demuestran tu dedicación. Aunque tu portafolio sea tu único proyecto en producción, es bueno. Tu cuenta de GitHub está meticulosamente organizada, mostrando tu determinación en cada línea de código. No afirmas simplemente que aprenderás un framework o una librería; hablas de un proceso y un camino que estás dispuesto a recorrer.
A pesar de que careces de experiencia como Frontend Developer, se ve claramente que tienes experiencia en cómo organizarte y llevar las cosas adelante. Pero lo que más me impresiona es que, a pesar de tus ocupaciones, sacrificas tu tiempo de descanso para aprender, y lo haces por pura pasión. Eres un diamante en bruto, Diego estoy segura de que brillarás con todo tu esplendor cuando despegues por completo.»
Su respuesta dejó un eco en mi mente, llenándome de confianza y determinación. Era un momento que no olvidaría, un viento de cambio que marcó el comienzo de una nueva etapa en mi carrera como Frontend Developer.
Se levantó con elegancia y me dijo: «Un placer conocerte, Diego. Espero verte pronto a nivel profesional». Su partida dejó una sensación de misterio en el aire, pero también una confianza inquebrantable en mi futuro como Frontend Developer.
La entrevista no culminó en un trabajo, pero dejó una huella profunda en mi camino. Sabía que estaba en el camino correcto hacia el éxito, y esa experiencia intrigante me impulsó a seguir mi viaje de autodescubrimiento y crecimiento. Como alguien famoso dijo una vez, «El éxito es la única opción», y yo estaba decidido a alcanzarlo. Definitivsmente la mejor entrevista de trabajo que he tenido.